Empieza por cuidar tu alimentación

Después de las comidas calóricas que solemos consumir en el invierno, el cuerpo necesita un respiro y tu alimentación algo de estabilidad.
No se trata de empezar esa dieta de la que siempre hablas y nunca ha llegado, sino de seguir una alimentación saludable y equilibrada. Ya sea una dieta vegana, vegetariana, mediterránea o cualquier otro tipo de alimentación, lo más importante es que sea saludable y cumpla los niveles nutricionales necesarios para cada persona.

¡Hidrátate! Con el sol sufre tu piel

Uno de los grandes errores que las personas, sobre todo las jóvenes, suelen cometer en verano y afecta a la salud de tu piel es la excesiva exposición al sol. Con la moda del tono bronceado tan favorecedor, todo el mundo decide pasar 8 horas bajo el sol, prácticamente sin protección. Lo primero es lo primero, y aunque tengas la sensación de que el sol ya no quema tu piel, porque has cogido color, los rayos ultravioletas penetran igualmente en la dermis, y pueden provocar problemas cutáneos como la aparición de manchas, ampollas o piel descamada. También pueden acelerar el envejecimiento de la piel y en los casos más graves provocar algún tipo de cáncer.

Por todo ello es importante aplicar crema solar y cuidar las horas de exposición al sol, es preferible un moreno progresivo y saludable que una enfermedad de aquí a unos años por el maltrato de tu piel.

Además de la crema solar es importante ir bien acompañado con alguna botella de agua, para hidratarse. Como ya sabrás se recomienda beber como mínimo dos litros de agua al día, pero esto es algo que cuesta mucho en nuestra rutina. En verano es aún más importante porque con el calor aumenta la sudoración y es necesario mantener el cuerpo hidratado para cuidar la salud de nuestra piel.

La práctica de actividad deportiva no puede faltar

Como en toda buena rutina de salud el deporte no puede faltar. Aprovecha las horas en las que menos pegue el sol, o utiliza el mismo salón de tu casa para realizar al menos 30 minutos de ejercicio físico. No solo notarás el cambio a nivel físico, sino también a nivel de salud mental.

Si no te gusta practicar deporte, empieza por algo más sencillo. Baila, mueve le cuerpo. Puedes probar con pequeñas caminatas e ir incrementando el ritmo progresivamente, o estiramientos para mejorar la circulación del cuerpo y activar todos los músculos. Lo importante es tener la voluntad y poco a poco se convertirá en rutina y será más sencillo cumplir, porque te acabará gustando.